Por: Giovanna Jarandilha
La valorización de la producción local y la apreciación de un diseño atemporal fueron los lemas que marcaron el debut de Larissa Lóh en CASACOR Paraná 2019. El espacio de 77 metros cuadrados se inspiró en una familia cosmopolita y relajada que valora los materiales orgánicos y prioriza los conceptos de sostenibilidad sin renunciar al confort y la tecnología.
La Sala de Estar y el Salón de la Familia Joven está marcada por el contraste de los colores claros y oscuros, resaltando el hermoso tono ciruela del gran panel de rejillas que llena la sala de estar.
“El panel enchapado en ciruela con relieves en madera alude a las vallas metálicas industriales y está presente en cada parte del ambiente, conectando el diseño y trayendo la unidad a través de la textura”, explica la arquitecta.
La mezcla de elementos rústicos y nobles forma parte del concepto de eco-lujo, que dictaba la elección de los materiales que componen el acabado, los muebles, las obras de arte y los objetos.
El panel revestido de mármol contrasta con el tono ciruela y se conecta con el concepto orgánico de escultura textil. “Además de la estética, la elección del mármol va en contra de la apreciación de los productos y la mano de obra locales”.
Las alfombras y lámparas de fibra y seda de Java se fabrican en Curitiba, en reconocimiento a los productos locales. “Desde que comencé este proyecto para CASACOR, algunos objetos como botellas de cristal y algunos libros me han estado ‘encontrando’ y comencé la selección”, recuerda.
La arquitecta apuesta por el vidrio y el metal, descritos como elementos “ancestrales”, por los detalles de los muebles. Un gran estante de hierro y MDF todavía es parte de la parte inferior de la sala de estar.
La paleta de colores permite que prevalezca el arte: la base neutra de blanco, caramelo y gris lo hace adecuado para que las obras de arte aporten más personalidad y exclusividad al proyecto.
Una escultura de Bruno Marcelino toma el control de la entrada, mientras que las fotografías de Antonio Wolff transmiten ligereza y el panel de Barbera van den Tempel juega con los límites. “La obra Universos paralelos, que participó en la exposición individual de Barbera en 2018 en MUMA, revela que el artista busca el comportamiento de los materiales orgánicos en forma de arte. Un trabajo único que reconforta”.
Además de los Universos paralelos, dos esculturas en fieltro y algodón y dos en porcelana, todas firmadas por Barbera van der Tempel, están en el medio ambiente. “Son piezas que el artista buscó para encontrar el límite de los materiales, explorando, de manera sensible y única, al máximo”.
En la sala, el túnel de madera de Tauari crea un ambiente natural en conjunto con el columpio Ipe hecho en cuerda náutica por el diseñador Sergio Matos. La pieza contemporánea, concebida sobre la base de las antiguas técnicas de los artesanos, es la gran estrella de la sala y tiene la ventaja de que se puede utilizar en espacios internos y externos.
Fotografía Eduardo Macarios