Hace más de veintinueve años parecía utópica la idea de llevar a cabo en Lima un evento que reuniera a los mejores diseñadores, arquitectos y decoradores del medio. Eran mediados de los noventa y el Perú empezaba a insertarse en la comunidad internacional.

En uno de sus viajes a Argentina, Verónica Torres de Haaker visitó Casa Foa en Buenos Aires y comprendió enseguida que era el momento propicio para crear algo similar en nuestro país. Buscó a las hermanas Anita y Elena Benavides, antiguas amigas de colegio, y con un entusiasmo contagioso, las tres socias iniciaron la titánica obra de crear una franquicia local de CASACOR.

Soplaban vientos de prosperidad; el Perú iniciaba un camino dentro de la globalización; se abrían las importaciones y emergía una nueva clase media cada vez más joven y con mayor poder adquisitivo. En las décadas anteriores, la decoración en nuestro país era un oficio que solo ejercían unos pocos profesionales que trabajaban para un segmento de la población influenciado por el gusto clásico europeo.

Los años noventa transformaron esa visión. El diseño y la decoración de interiores se democratizaron, se volvieron accesibles a todos los grupos y a todas las generaciones gracias al libre mercado y a la publicidad dirigida a un país más diverso. Con la llegada del nuevo milenio, nuestra casa o lugar de trabajo comenzó a mirarse como parte fundamental de nuestra vida. Cada espacio que conformaba nuestro hábitat se transformaba en un lugar vivo, atractivo y funcional.

Una mansión victoriana, propiedad de la familia De Lavalle, ubicada en el corazón de Miraflores fue la sede del primer CASACOR Perú. Había que partir de la tradición para abrir nuevos caminos hacia la modernidad. Con una mirada más fresca y vanguardista, diseñadores, arquitectos y decoradores comenzaron a introducir diversos materiales enriqueciendo sus propuestas. El hormigón armado, el acero laminado y los tabiques corredizos, comenzaron a tomar protagonismo en el diseño de interiores.

En la decoración aparecieron influencias de otras culturas como la oriental que planteaban el uso de la naturaleza como fuente de inspiración en la búsqueda de lo esencial. Quizás uno de los aportes más importantes de CASACOR Perú haya sido la puesta en valor de nuestra tradición artística; una cerámica Moche, un textil Paracas o una bella pieza de artesanía comenzaron a ser objetos protagónicos en los espacios más exquisitos de cada evento, y hoy en día son tan apreciados como cualquier pieza de vanguardia creada por algún diseñador reconocido mundialmente.

Más de cien años de historia han sido revividos en las distintas ediciones de CASACOR Perú. Desde el primer evento en 1996 se han recuperado y creado un total de 1,164 ambientes en 27 casonas y edificios de la ciudad de Lima y el Callao, muchos de ellos monumentos históricos.

A lo largo de todos estos años, cientos de arquitectos, ingenieros, artistas plásticos, paisajistas y diseñadores han trabajado en edificios que van desde palacetes, un fuerte del ejército, un museo y hasta un puericultorio. El reto es recuperar año tras año lugares inhabitables y abandonados para darles una nueva vida tras un minucioso trabajo de recuperación. Cada pieza, cada moldura, cada loseta que se recupera tienen una historia que contar. Restaurar es como entrar a las entrañas de una época, hurgar en su historia y recuperar la magia de antaño con atinada modernidad.

CASACOR es considerada la mayor y más completa muestra de arquitectura, arte, diseño de interiores y paisajismo de las Américas.



Patrimonio Arquitectónico

Por su naturaleza, el ser humano suele atesorar aquello que lo conecta con los momentos más significativos de su vida, con su pasado más feliz, con su yo más íntimo. Los zarcillos de la abuela, un libro, la sonrisa en esa fotografía, una flor entre páginas, un aroma, una melodía son solo una muestra de una lista infinita… Visto desde otra perspectiva, ¿qué lo conecta entonces con sus raíces, con el lugar de sus afectos? La respuesta se pasea por sus calles y avenidas, sus plazas, palacetes y edificios, su casa.

Desde un inicio, CASACOR Perú, puso la mirada en la memoria de la ciudad, en su riquísimo patrimonio histórico arquitectónico. Poner en valor inmuebles en estado de abandono cuya arquitectura y diseño representan una época en la historia del Perú ha sido y será uno de los retos más grandes de la trayectoria de CASACOR Perú, fiel a su compromiso con la educación, la cultura y el rescate de un pasado que aún sigue vivo.

Entre sus recuperaciones más emblemáticas se encuentran la Casa Paz Soldán (416 años de antigüedad) en el Centro Histórico de Lima, la Casa Riva Agüero (actual Escuela de Música de la Universidad Católica del Perú) en Chorrillos, la Casa Moreyra (actual sede del Restaurante Astrid & Gastón en San Isidro), el ex Ministerio de Transportes & Comunicaciones (actual Museo Metropolitano de Lima) en el Centro de Lima, el Palacete Sousa de Barranco, el Edificio Ronald del Callao, entre otros.


Entidad Benéfica

El Centro Ann Sullivan del Perú (CASP) es una organización de educación sin fines de lucro creada en Perú en 1979 por Liliana Mayo, Ph.D., para servir a la comunidad de personas con habilidades diferentes (como autismo, síndrome de Down, parálisis cerebral o retraso en el desarrollo) y sus familias. CASP provee un sistema educativo integral que incluye programas que abarcan toda la vida de sus estudiantes. Ha crecido para convertirse en un centro modelo internacional de inclusión, educación, capacitación e investigación.

La muestra se celebra a beneficio del Centro Ann Sullivan del Perú, manteniendo una relación incondicional desde hace 25 años. CASACOR Perú invita a otras empresas y personas naturales a sumarse al apoyo de este notable servicio liderado por Liliana Mayo.