Un personaje habita en la biblioteca y el jardín. Un curandero que prepara un té para sanarnos. Y mientras el silencio nos envuelve, vamos de regreso a la esencia a través de un jardín de introspección y un espacio para reencontrarse con uno mismo.
Por Cecilia Valencia | Fotos Renzo Rebagliati
La necesidad de reconectar con la naturaleza lleva a los arquitectos Alessandra Mendoza y Bruno Binda, junto al diseñador Ro de Rivero, a crear una experiencia onírica, a abrir los sentidos a la imaginación y al encuentro más íntimo.
La Biblioteca Naturalista posee un lenguaje de líneas limpias que conduce a la calma; la ausencia de color invita a la reconexión. En este espacio, lo artesanal, las virtudes de las plantas cobran protagonismo.
“Hacer el espacio no fue fácil, requirió de un gran proceso para poder expresarlo tal y como está. El librero en fierro de construcción no tiene cemento ni pintura ni melamina, nada.
Es lo más rudimentario que se puede hacer. Una analogía para irse despojando de las capas hasta encontrarse con uno mismo”. Simpleza que orienta la búsqueda de conocimientos, de sabiduría, no en los libros sino en el universo.
Unos quinientos años atrás no había textos para consultar qué planta servía para tal o cual cosa. Eso lo sabían los curanderos, los yerberos de la costa, sierra y selva del Perú y de los países en contacto con la naturaleza misma.
En el Jardín de Contemplación se puede hacer una pausa, se respira. Allí se recrea una propuesta naturalista con una sutil intervención del hombre. El personaje siembra, cultiva y cosecha sus plantas medicinales y en el laboratorio nos prepara un té para sanar.
Las especies aromáticas conducen al interior, donde experimentamos y compartimos sus saberes. Muña, manzanilla, tomillo, hierba luisa, eucalipto, palo santo, san pedro, ayahuasca son las plantas maestras. Medicina ancestral.
Este lugar intenta expresar mediante el diseño, el paisaje y el arte, esa relación intrínseca por la que el hombre debe volver a cultivar la conexión con lo que lo rodea. Aquí afloran las ideas, la nueva relación con el ecosistema. Es el espacio ideal para hacer un alto, recobrar el aliento, volver a sentir y continuar recargados de energía.