“Este es un espacio donde tres elementos fundamentales dejan sentir el espíritu del norte peruano. Herencia es la expresión de nuestros afectos y recuerdos, donde cada detalle es un testimonio de nuestro legado de arte y tradición”
Por Cecilia Valencia | Fotos Marcel Suurmond
Herencia no está imaginado al azar. Es un concepto desarrollado minuciosamente. Inspirado en un personaje real teniendo como telón de fondo la cultura chimú, y eso lo hace aún más especial.
“Quiero un refugio, un lugar adonde llegar, sentirme a gusto y no querer salir, un espacio lleno de memorias”, estas son las ideas que Regis Cebrián, autor del libro Norteñas peruanas, y apasionado campeón de marinera, intercambia con Carla Castro, la interiorista a cargo. Ideas que son el punto de partida de su proceso creativo para este proyecto.

Herencia conecta profundamente con nuestro legado cultural. La totora, una especie de junco que crece en los pantanos, es la materia que hemos tejido en estructuras y elementos funcionales para rendir homenaje a estas ingeniosas embarcaciones que nuestros antepasados y los pescadores usan hasta hoy para construir sus caballitos de totora.
Por lo tanto, significa también la conexión con la naturaleza y se la puede apreciar en el techo, la mesa y las butacas expresamente diseñadas para este proyecto.

“Esta es una casa de barro ubicada en el norte del Perú. Los frisos de Chan Chan se lucen en un espacio nuevo, rústico, moderno y actual.
Me emociona saber que está diseñado al calor de la majestuosa capital de la cultura chimú, cuyas paredes cargadas de historia son nuestro legado”, explica la diseñadora.

La sala nos recibe con un piso del color de la arena, la alfombra con sus ondas representa el movimiento de una pareja de marinera en la pista de baile en el coliseo. La pesca, que sigue siendo un medio de vida esencial en la región, está representada en la mesa de centro, inspirada en una red de pescar.
Por su parte, las butacas son un tributo a las antiguas técnicas artesanales, reflejan la historia y la tradición que se transmiten de generación en generación. Cuidadosamente diseñadas, están inspiradas en los vibrantes colores y texturas del tejido de la totora.

El vestidor tiene una pared decorada con auténticos sombreros pertenecientes a las amazonas, mujeres que se dedican a bailar marinera a caballo, y expone además vestidos de marinera, monturas y delicada joyería de filigrana.
El trabajo que se aprecia en el techo con cientos y cientos de piezas de totora cortada a mano es digno de destacar. En suma, piezas creadas exclusivamente para CASACOR Perú, combinando la riqueza de nuestra herencia con la elegancia contemporánea.

“Herencia” respira historia y celebra la rica cultura del norte peruano, convirtiéndolo en un refugio sagrado para los amantes del arte, la danza y la tradición. Decoración afectiva en este espacio de amor por el Perú.
