Taller del Artesano: de las manos de los Takumi, de Mazda al mundo

El Takumi es un término japonés que describe a un maestro artesano cuyas habilidades se han perfeccionado con trabajo arduo y dedicación a través del tiempo. El Taller del Artesano honra un oficio que lleva más de cien años de práctica hasta nuestros días.

Por Cecilia Valencia | Fotos Renzo Rebagliati


Cuando uno piensa en cómo se hace un auto, imagina a un grupo de ingenieros dibujando planos y una gran infraestructura automatizada ensamblándolos en serie. Esto es cierto, solo que Mazda comienza el proceso de forma singular con un grupo de Takumis modelando y esculpiendo la carrocería del vehículo hasta la perfección.

Esto fue lo que descubrió la arquitecta Michelle Prutschi cuando recibió este encargo. Aprender lo que hay detrás de esta marca japonesa para diseñar un espacio único.

“Desde un principio, comprendimos que el proceso artesanal previo al producto era fundamental para la empresa. El reto estaba tanto en exhibir un auto de líneas simples y sofisticadas como en contar esta tradición”, nos explica.

El proyecto consta de dos ambientes. Uno es el taller del artesano, donde se exhibe la maqueta, en el otro está el vehículo terminado a escala real. Ambos espacios conversan, se integran bajo una cubierta cóncava y ligera que se apoya sobre los muros verticales que cierran el taller y sobre la celosía que rodea la zona del auto, lo que permite visibilidad y traslucidez.

Por otra parte, la cubierta evoca los techos de la arquitectura tradicional japonesa en una versión moderna.

Visto en planta se puede observar que el taller del artesano tiene formas ortogonales, mientras que el área de exhibición del vehículo líneas orgánicas. “Queremos contar cómo se trabaja el material en crudo, cómo se talla la piedra o se moldea la arcilla hasta conseguir una escultura del auto de líneas suaves; de líneas curvas como el espacio que lo contiene”- agrega.

Los materiales utilizados van de la mano con los que se emplean en la arquitectura japonesa. El techo de tejas negras aparece en el día y desaparece por la noche. Las paredes de microcemento con textura color marrón evocan a la arcilla de la escultura del auto.

En algunas paredes se puede apreciar el logo de Mazda en bajo relieve como la firma de un artista en su escultura de arcilla. El piso y los muebles de madera aportan calidez. Y lo más imponente, la mesa del artesano de cemento y piedra parece como esculpida por él mismo.

La iluminación del proyecto es uno de los planteamientos más importantes. La iluminación de acento origina efectos de luz y sombra. Este mismo principio se aplica al vehículo, donde cada hendidura en la carrocería crea este contraste. El proyecto está rodeado de vegetación. Esbeltos bambúes generan una transparencia contra los muros de “arcilla” y delimitan el contorno de los espacios.

Con respecto a las plantas, la iluminación se despide desde abajo en tanto que en la arquitectura se lanza desde arriba. La luz indirecta, escondida en la losa, crea un efecto lineal. Gracias a esta combinación de luces, la atmosfera es cambiante y diversa como en la naturaleza misma. En este lugar, arte, tradición, tecnología y modernidad conviven armoniosamente.